
Ainhöa Lizarbe (Genci/Sigaus): “Cuando llegue el Real Decreto del Scrap será difícil moverlo”
Mientras la moda espera el Real Decreto que dicte las obligaciones en la recogida selectiva y trato de residuos, el trabajo de las empresas pasa ahora por analizar el sector y marcarse objetivos y metas en materia de circularidad.
La conformación de Re-viste o Gerescal, las dos únicas entidades que a día de hoy existen en España para organizar y financiar la recogida de los residuos de la moda, marcó el año pasado el primer paso de la responsabilidad ampliada del productor (RAP). Mientras la moda espera expectante el Real Decreto que marcará los detalles del sistema colectivo de responsabilidad ampliada del productor (Scrap) para el sector en España el trabajo previo a la legislación es “incluso más determinante”.
“Cuando llegue el Real Decreto del Scrap, será muy difícil moverlo”, aseguró ayer Ainhöa Lizarbe, directora de relaciones institucionales y comunicación de Genci y Sigaus, dos de los scraps españoles para la gestión de los envases comerciales y aceites industriales, respectivamente. “Si el Real Decreto llega antes y fija unos objetivos determinados de reutilización del residuo demasiado altos, por ejemplo, después es muy difícil alinearlos con las necesidades y características reales del sector”, continuó la experta durante el segundo webinar de Move! Live, las sesiones informativas de treinta minutos sobre las claves de la sostenibilidad para las empresas de Move! Moda en movimiento.
Lizarbe reivindicó, por lo tanto, que el trabajo de la moda debería empezar lo antes posible, con el objetivo de llevar a cabo un análisis del sector que permita establecer sistemas y objetivos accesibles. “Cualquier scrap necesita de un proceso que empieza con un sistema sencillo, eficiente y de bajo coste que posibilite alcanzar esta finalidad”, añadió Lizarbe durante la sesión.
Una vez se publique el texto, el trabajo pasará por determinar el posicionamiento del scrap, así como las obligaciones derivadas de la normativa y la creación de una estrategia determinada en base a esos objetivos previos. En el último paso, el de consolidación del scrap, deberán establecer las características logísticas, operativas y financieras de los sistemas. Optar por la contenerización o la recogida puerta a puerta, o una gestión municipal, privada o mixta son algunos de los asuntos que deberán decidirse tras el Real Decreto.
“Un elemento clave es la financiación -explicó Lizarbe-; ese primer análisis debe determinar si la recogida y trato del residuo tiene un déficit de gestión, o si es más eficaz sacar la gestión a una subasta pública o pagar directamente a un operador que proporcione el servicio”. La experta también resaltó, sin embargo, la “oportunidad” para que el sector inicie una colaboración empresarial. “La RAP no es incompatible con las normas de competencia y formar parte de un scarp no es una desventaja en ningún caso, pero como en muchos ámbitos, quién se implique antes tendrá una ventaja competitiva”, recordó.
Durante la sesión, la experta recordó también las obligaciones a las que estará sujeta la moda, y que son comunes a todos los scraps que ya existen. Más allá de financiar y organizar la gestión del residuo, Lizarbe mencionó la trazabilidad y comunicación, que obligará a entidades como Re-viste a demostrar que los sistemas establecidos son eficientes y se alinean con los estándares europeos. “Es importante que todos los actores de la cadena de valor estén implicados, desde las empresas a las administraciones públicas y los consumidores”, añadió.
“La economía circular tiene un fin ambiental, pero sobre todo tiene un objetivo económico”, aseguró la experta.
Lizarbe también puso en valor la oportunidad que implica el establecimiento de la RAP en Europa. “La economía circular tiene un fin ambiental, pero sobre todo tiene un objetivo económico”, defendió la experta, a la vez que explicó la necesidad de la Unión Europea de reducir su dependencia de otros países. Para Lizarbe, los scraps son una herramienta a los objetivos europeos, tanto de descarbonización como de impulso de los sistemas económicos de los Estados miembro.
“Esto también hace que sea muy difícil que se revoquen, aunque haya un cambio de Gobierno en un país, por ejemplo, ya que la Unión Europea exige un compromiso de país a todos sus miembros para que apliquen estas normativas”, recordó.
La primera directiva de gestión de residuos de un material concreto que se aprobó en Europa en 1994 y hacía referencia a los envases y residuos de envases. Con el tiempo, las normativas se fueron extendiendo a otros sectores, como el de los vehículos, en el 2000, los aparatos electrónicos, en 2002, o las pilas y baterías, en 2006. Finalmente, la Unión Europea lo incluyó como un principio clave para la mejora de gestión de todos los residuos en 2008, y ha ido poco a poco ampliando su efecto a más sectores y renovando las legislaciones originales.